Redactadas entre 1852 y 1867, las cincuenta piezas que configuran «El esplín de París» son la cara complementaria, el reverso en prosa de «Las flores del mal» -libro también publicado en esta colección-, pues en definitiva ambas obras manan de una misma sensibilidad poética en la que el tedio, la soledad, la cólera, la angustia existencial, el demonio, la muerte, se entremezclan indisolublemente con el luminoso Ideal. Traducción e introducción de Francisco Torres Monreal
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